La deshidratación, un déficit de líquidos que compromete el funcionamiento del organismo, puede escalar rápidamente de una molestia menor a un problema de salud grave. Identificar las señales tempranas es crucial, especialmente en grupos vulnerables como adultos mayores y niños.

A menudo, la sed es el primer indicio de que nuestro cuerpo necesita hidratación. Sin embargo, esta señal puede ser engañosa, particularmente en personas de la tercera edad. Con el envejecimiento, el mecanismo que desencadena la sensación de sed se vuelve menos eficiente, lo que puede llevar a una deshidratación severa sin previo aviso.

Asimismo, los niños pequeños, que aún no pueden comunicar sus necesidades, también requieren una atención especial. Afortunadamente, existen otros indicadores tempranos que pueden alertarnos sobre la deshidratación:

Signos de alerta temprana de deshidratación:

1- Piel seca y con poca elasticidad: la hidratación es fundamental para la salud de la piel. Cuando el cuerpo carece de líquidos, la piel puede volverse seca, áspera, escamosa e incluso enrojecida. La pérdida de elasticidad también es un signo revelador.

2- Calambres musculares: el equilibrio de electrolitos como el sodio y el potasio, esenciales para la función muscular, se ve alterado por la falta de líquidos. Esto puede provocar calambres dolorosos que dificultan el movimiento.

3- Orina oscura: el color de la orina es un indicador clave del estado de hidratación. Una orina de color amarillo intenso, naranja o incluso marrón sugiere que el cuerpo está luchando por retener líquidos y podría indicar deshidratación o, en algunos casos, otros problemas de salud.

4- Mal aliento (Halitosis): la falta de hidratación reduce la producción de saliva, el principal mecanismo de limpieza natural de la boca. La disminución de la saliva favorece la proliferación de bacterias, causando mal aliento.

5- Niebla mental y dolor de cabeza: la deshidratación afecta la circulación sanguínea y la oxigenación del cerebro, lo que puede provocar dolores de cabeza intensos, dificultad para concentrarse, confusión y, en casos graves, incluso mareos.